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REVISTA VALLES DEL SOL, DICIEMBRE 2014
DESTACADO
Luz María del
Valle
Aprendiz de
emociones
Periodista, escritora y discípula de una de las mujeres más visionarias
en el estudio de las emociones, Luz María del Valle nos abrió las puertas de su
casa en Chicureo y nos mostró un mundo donde expresar y manejar las emociones
puede ser un acto consciente, que nos permite conocernos mejor y vincularnos
desde otra perspectiva con nuestros afectos.
Con una mirada profunda y una tranquilidad que se proyecta en cada uno
de sus movimientos, Luz María ha hecho de su carrera profesional una búsqueda
que terminó involucrándola con la sicóloga Susana Bloch, creadora del método
Alba Emoting y Premio Nacional de Psicología. “Supe de ella a través de mi
padre y me pareció tan fascinante que la quise conocer. Inmediatamente me
planteó trabajar con ella y terminé convirtiéndome en su mano derecha durante
varios años”, señala la periodista, quien de ser su asesora comunicacional,
pasó a ayudarla en sus talleres y a capacitarse para ser profesora de esta
técnica.
¿Qué es Alba Emoting?
Este método viene de una investigación científica hecha en las escuelas
de Psicología y Medicina de la universidad de Chile, donde se midieron los
parámetros físicos de estados emocionales y a raíz de esto se descubrió que en
el cuerpo humano se manifiestan seis emociones básicas: la alegría, la
tristeza, la rabia, el miedo, la ternura y el erotismo. Este último en los
niños más pequeños no aparece aún, pero sí en los adolescentes y adultos. Luz
María aclara que estas son las emociones más primitivas, a partir de las cuales
surgen todas las demás, pues normalmente se manifiestan de forma mixta, “a
veces tenemos tristeza y rabia mezcladas, o miedo, con manifestaciones de pena,
como el llanto”.
La escritora señala que ninguna emoción es mala, sólo tienen distintas
funciones biológicas. Hay que aprender a identificarlas, “adoptando la postura
y respiración de cada emoción - en Alba Emoting hay una respiración distinta
para cada emoción y éste es el gran descubrimiento científico de Susana Bloch-
se puede entrar y salir de ellas, reconocerlas en nosotros y en los demás, así
como desarrollar estrategias para manejarse mejor con ellas en el trabajo, en
nuestras relaciones afectivas y, en el caso de los niños, en el vínculo con sus
padres, sus compañeros de colegio y sus profesores”.
Y es en esta área donde la periodista hace su gran aporte a Alba
Emoting, cuando junto a otras profesionales del área de la sicología y la
docencia deciden entrar en el mundo afectivo de los niños, un desafío con
resultados insospechados y maravillosos.
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“Sin problemas ni frustraciones, la vida del Deseador es muy tranquila,
pero un día la tristeza, la rabia y el miedo de otras personas se cruzan en su
camino, mezclados con un sonido especial que llama su atención”
“El Deseador y la Fortuna” de Luz María del Valle
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Niños: aprendiendo a sentir
“Los más pequeños están muy conectados con sus emociones, son más
puros, aún no han sido intervenidas por los adultos, que van reprimiendo estos
sentimientos que son parte del ser humano”, asegura, agregando que cuando
comenzó con este proyecto, lo hizo por su propio interés en trabajar con los
niños, pues como escritora ha publicado varios libros infantiles, como la saga
Yacay – “Yacay en las tierras del buen viento” y “Yacay rumbo a las Llanuras
Kaibas”- que actualmente se encuentran en casi todas las bibliotecas escolares
y han tenido una gran repercusión en el mundo de la literatura infantil
chilena.
“Empezamos a trabajar con diversos colegios, entre ellos varios con
alumnos en riesgo social y la experiencia fue muy positiva”, comenta Luz
María. El trabajo que se hace en los
centros educacionales considera actividades con los menores, donde les enseñan
a reconocer sus emociones, nombrarlas, distinguirlas y que puedan saber para
qué sirven. “A veces el miedo es necesario para protegerse, para estar en
alerta, como cuando un animal va a cazar su presa, esta emoción, bien manejada
con técnicas de respiración puede ayudarnos, pero debemos saber salir de ella,
es lo que llamamos Step- out”.
Pero la periodista recalca que lo más importante es trabajar en
conjunto con los educadores, los padres o cuidadores, pues si ellos aprenden la
práctica de Alba Emotig pueden ayudar a los niños a conducir mejor sus propias
emociones, haciendo de ellos personas más asertivas.
La primera experiencia se llevó a cabo el año 2009 en la Escuela 20 de
niñas Arturo Alessandri Palma en Estación Central, una instancia maravillosa
que permitió a menores que vivían situaciones de violencia intrafamiliar, abuso
o abandono, lograr obtener mejores resultados académicos, reconocer y
protegerse de situaciones de riesgo en sus hogares y controlar la ansiedad.
De toda esta experiencia, nace de la pluma creativa de Luz María del
Valle el libro “El deseador y la Fortuna”, un regalo literario que busca a
través de una historia lúdica enseñar a los niños a reconocer sus sentimientos,
en buenas cuentas a educar sus emociones.
Tras formar una familia, Luz María ha podido vivenciar en sus propios
hijos la experiencia que Alba Emoting ha dejado en su vida, pues le ha
permitido reconocer en ellos sus necesidades afectivas y al mismo tiempo saber
qué ocurre con sus propias emociones y entrar o salir de un estado para
empoderarse como madre y hacer de los suyos seres humanos con herramientas para
ser más felices.
Instalada en Chicureo, busca hoy empezar a dejar una huella en adultos
y niños, donde la posibilidad de conocerse, mirarse y vivir las emociones,
hagan de esta sociedad un lugar donde podamos conectarnos desde nuestros afectos
con los demás.
REVISTA PADRES OK, ABRIL 2010
Psicología
El miedo tras
el terremoto
¡A expresar
las emociones!
El miedo se ha vuelto un tema
recurrente entre los padres con hijos a raíz del terremoto ocurrido en febrero
recién pasado. Muchos no saben cómo manejarlo y en qué medida puede afectar la
vida de los niños y sus familias. Para saber cómo manejar esta situación, Luz
María Del Valle, escritora de literatura infantil (autora de “El Deseador y la
Fortuna” y “Yacay”) y encargada del área de Educación del sistema Alba Emoting
para el trabajo con las emociones, entrega algunos consejos.
¿Por qué es bueno que los niños
expresen sus sentimientos?
En los niños, al igual que en los adultos, las emociones no expresadas
-o mal expresadas-producen desde estados emocionales poco recomendables hasta
enfermedades. En el caso de los pequeños, desde que el bebé nace da a conocer
sus emociones tal como las vive, usando su cuerpo. Además, lee las expresiones
corporales de los adultos a su alrededor; por eso llora en brazos de algunas
personas y, en cambio, se siente feliz en brazos de otras. Y con los años
aprenden a mezclar y reprimir emociones. Si cada vez que está triste le decimos
“no llores” y cambiamos de tema o tratamos de distraerlo, poco a poco entenderá
que la tristeza no es una emoción recomendable de expresar y tenderá a
disfrazarla o a mezclarla con otras, llegando incluso a no reconocerla cuando
la siente.
¿Cómo ayudarlos a enfrentar
estas situaciones?
Lo primero es no “censurar” las emociones, y eso es algo que se aprende
perfectamente con el sistema Alba Emoting (ver recuadro). La primera emoción
que surge en el momento del terremoto es, naturalmente, el miedo. Cuando
tenemos miedo, en su máxima expresión, nuestros ojos se abren “como platos”,
nuestra respiración se acelera, tomamos grandes bocanadas de aire por la boca,
casi todo el tiempo inspirando. Los músculos se tensan y tendemos a echar el
cuerpo hacia atrás o bien a quedarnos inmovilizados. El organismo se prepara
para correr o para pasar inadvertido, según el peligro ante el que nos
encontramos.
¿Sentir temor puede ser útil?
Así es. Esta reacción es muy útil para ver claramente de dónde caen las
cosas durante el terremoto y por dónde arrancar de manera más segura. La
tensión nos permite actuar rápido; y los ojos abiertos, ver una panorámica
mayor. Si no fuera por la emoción del miedo, muchas personas más habrían muerto
el 27 de febrero.
Lo que tenemos que dejarles claro a nuestros niños (ojalá predicando
con el ejemplo), es que el miedo no es malo ni bueno, simplemente es una
emoción que tenemos los seres humanos y que cumple una función, pero, cuando ya
pasó el peligro, es mejor dejarla ir. Si continuamos asustados todo el día, no
estaremos aptos para hacer bien otras actividades como comer, jugar y dormir.
¿Cómo ayudarlos a salir del
miedo?
Dar instrucciones físicas a los niños pequeños es excelente, mucho más
fácil de entender para ellos que las explicaciones teóricas: si les decimos
“toma aire por la nariz, lentamente, y bótalo suavemente por la boca; sacúdete,
masajéate la cara”, estamos dándoles herramientas para salir de la emoción en
la que están. Por el contrario, si les decimos “no te preocupes, mi amor, no
tengas miedo”, es mucho más difícil y lento hacerlos salir de ahí,
especialmente para los más chicos.
¿Cuál es la actitud que deben
tener los padres?
Lo más importante es mostrar la emoción correspondiente a la situación,
sin falsear, pero sin exagerar. Si tiembla, y nos ponemos un poco tensos, está
bien. Nos preparamos por si hay que salir de la casa. Luego, cuando pasa,
debemos relajarnos y respirar profundo, para entrar en una emoción como la
ternura, de manera de confortar a los pequeños que quedaron nerviosos. Nuestro
cuerpo siempre será mucho más convincente que nuestras palabras, así que, la
actitud principal es poner atención al cuerpo. Las emociones básicas, como el
miedo, son tremendamente contagiosas. Cuanto más terror mostremos ante nuestros
hijos, más terror los haremos sentir a ellos. Por eso es muy importante que,
como padres y educadores, aprendamos a expresarnos.
¿Debemos conversar acerca de
estos temas, o es mejor no hablar del tema?
Depende mucho de la realidad de cada familia y de cada niño. En
general, pienso que lo mejor es dejar que expresen libremente lo que sienten,
sin forzarlos, y si no dicen o demuestran nada, podemos ponerlos a jugar con
muñecos, y observar lo que expresan a través de ellos, junto con pedirles que
dibujen. Lo importante es que logren expresar lo que sintieron y lo que sienten
ahora, sin atosigarlos con preguntas o consejos. Hay que respetar el ritmo de
cada niño para asimilar la situación.
¿Qué manifestaciones de temor
son normales en niños de 2 a 5 años?
Desde la parte que a mí me compete, que es la expresión de las
emociones en el cuerpo, puedo decir que el miedo se ve en que los niños adoptan
el patrón respiratorio y postural del miedo. Para expresarlo gráficamente,
podría decirse que es parecido a lo que harían si les vuelcan un jarro de agua
helada encima: toman aire bruscamente por la boca, en bocanadas irregulares.
Entra más aire del que sale. El resto de su cuerpo está tenso y tiende a irse
hacia atrás, con los ojos muy abiertos. Si cualquier ruido o cambio les produce
esta reacción (puede ser sutil o más exagerada), podríamos decir que ese niño o
niña se quedó pegado. El miedo “crónico” se convierte en ansiedad, por tanto,
también deberíamos estar atentos a conductas ansiosas.
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¿Qué es Alba Emoting?
Alba Emoting (www.albaemoting.com) es un método que permite entrar y
salir de las emociones desde el cuerpo, a partir de la respiración y la postura
corporal. Se basa en el descubrimiento científico de que existe una forma
específica de respirar y una postura corporal para cada una de las seis
emociones básicas del ser humano: alegría, tristeza, miedo, rabia, ternura
(amor parental, camaradería) y erotismo (amor de pareja).
Este descubrimiento fue realizado por la psicofisióloga chilena Susana
Bloch y el psicólogo Guy Santibáñez. Luego, preocupada por que este
descubrimiento no quedara sólo en el mundo científico, con la ayuda del
cineasta Pedro Sándor, Susana Bloch creó un método para trabajar con las
emociones llamado Alba Emoting, que ha dado la vuelta al mundo y actualmente se
usa en diversas áreas como las artes escénicas, la psicoterapia, la publicidad,
la organización empresarial y la educación.
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