CORAZÓN DE PIEDRA: La culpa por no sentir.
Sentir culpa por nuestra conducta facilita la vida en sociedad, mientras que sentir culpa por nuestras emociones, la dificulta. ¿Cómo evitamos culparnos por lo que sentimos... o por lo que no sentimos? Sentir frío o calor no suele provocarnos culpas. Incluso si nos alejamos de lo que otros esperaban, podrán juzgarnos como exagerados, pero ni en las mentes ajenas ni en la propia cambiará por eso el lugar que ocupamos en el espacio reservado para las buenas personas. En cambio, a menudo funcionamos de modo distinto con respecto a sentir -o no sentir- una emoción o un sentimiento. Como sociedad, como cultura, como individuos... como sea, olvidamos que sentir alegría, miedo, celos, enojo, tristeza o amor -es decir, sentir una emoción-, es una experiencia tan natural e involuntaria como sentir hambre, frío o ganas de "ir al baño". Las emociones y sus colegas más duraderos, los sentimientos, nos vienen al cuerpo, nos suceden, son parte de nuestra biología y de la forma en que estam